¿Son competitivos los megavatios ‘made in Spain’?

Publicado el 23-04-2010 , por Miguel Ángel Patiño

Este año, algunos no salían de su asombro cuando, hace meses, en el mercado mayorista de electricidad español la luz empezó a venderse a cero euros. ¡Bingo! El gratis total. España, un país energéticamente muy dependiente del exterior, iba camino de reinventar el mundo.

 

Hasta se permitía pisotear el orgullo francés, y la competitividad de sus nucleares. España viene manteniendo este año, de forma sistemática, el precio de generación más barato de Europa (ver EXPANSIÓN del 11 de marzo). Ayer, el megavatio hora español estaba a 36 euros, frente a los 39 euros de Reino Unido, los 61 euros de Francia, los 53 euros de Alemania o los 64 euros de Italia.

¿Acaso el resto de Europa es idiota? ¿Dónde está el truco? El mercado eléctrico siempre ha sido complejo, pero ahora está provocando una gran bronca político-empresarial. La madre de todas las peleas es culpa de la crisis económica, que, en 2009, por primera vez en la historia, hizo descender el consumo de la demanda eléctrica en España. La crisis puso en evidencia los excesos del boom.

España ha ocupado la quinta posición mundial entre los mejores países para invertir en energías verdes, según un informe de Ernst & Young, que ahora sitúa al país en sexto lugar. Las renovables, atraídas por subvenciones generosas, pasaron de 17.500 megavatios (MW) en 2004 a 30.700 en 2009.

Si la crisis no hubiera hundido la demanda, las renovables seguirían entrando en el sistema eléctrico sin problemas, conviviendo pacíficamente con el carbón, las nucleares o los ciclos combinados de gas. Mientras dura una fiesta económica (con crédito en abundancia, y negocio que parece ilimitado), no se piensa en la resaca que suele venir tras la borrachera inversora. Ahora sobra de todo, excepto dinero. Los ciclos combinados funcionan al 40%.

Cientos de megavatios eólicos tuvieron que pararse hace meses para no colapsar el sistema… ¿Quién paga el botellón? Las tecnologías convencionales acusan a las renovables de desvirtuar el mercado mayorista (pool), porque entran a producir con preferencia sin marcar precio.

Técnicamente, hunden el pool, pero luego se pasan por la ventanilla trasera para cobrar subvenciones (6.215 millones de euros en 2009, el doble de lo que costó toda la energía eléctrica producida en el pool). Los sistemas tradicionales, dicen las renovables, no son Blancanieves. Durante años han manipulado los precios del pool con el mercado paralelo de las restricciones, llegando a cobrar mil euros por megavatio.

Las acusaciones, de uno y otro bando, se enconan. Salvador Gabarró, presidente de Gas Natural Fenosa, arremetió esta semana contra los excesos de las renovables, reivindicando subidas del 20% en la tarifa de la luz para soportarlas. Alguna de las asociaciones de energía verde, que ayer hicieron piña, creando un lobby común por primera vez, dijeron que el Gobierno “no tiene por qué hacerle la cuenta de resultados a la gasista”.

Europa tiene varios tipos de ayudas verdes; las primas de España frente a ayudas fiscales y fórmulas flexibles

Hasta la aritmética pura de los números (teóricamente objetiva), es enrevesada. El sistema de ayudas español a las renovables está en la media europea, alegan en las empresas verdes, basándose en informes como el de Emerging Energy Research (ver gráfico).

Pero hay que tener en cuenta que los sistemas son muy distintos (primas, certificados verdes, ayudas fiscales, fórmulas flexibles referenciadas al mercado, etcétera). Y no todos los países están en la misma etapa de evolución. Por no entrar en otros asuntos técnicos. En México, hay grupos españoles como Renovalia que van a invertir sin primas, porque la eólica es rentable por sí misma, con 4.000 horas de funcionamiento al año. En España, la media son 2.200 horas.

FUENTE: EXPANSION

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