Industria reducirá las primas a las renovables, pese al discurso verde del presidente Zapatero | El Gobierno plasma por primera vez el mix energético con las pautas hasta el 2020 | PSOE y PP no han llegado a un pacto energético pese a negociar cuatro meses
El fomento de las energías renovables forma parte del mensaje central del presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que ve en ellas una de las escasas bazas de prestigio con las que juega la economía española en el exterior. Sin embargo, la proliferación de este tipo de instalaciones, alimentada por una política de primas generosa para las empresas que la desarrollan, puede llevar a la insostenibilidad del sistema energético español. Ante esta situación, el Gobierno se enfrenta al dilema de recortarlas o, de lo contrario, aceptar lo que algunos expertos vaticinan: tras el sector inmobiliario, las energías renovables pueden ser la próxima burbuja especulativa.
Molinos en el mar
Entre las principales novedades de la hoja de ruta energética diseñada por el Gobierno para el 2020 destaca la instalación de 5.000 megavatios de potencia eólica offshore, esto es, la instalación de molinos de viento en el mar. Hasta ahora en las costas españolas no se han visto los gigantes eólicos que aprovechan la fuerza del viento. las olas. Sin embargo, la costa catalana podría ser de las primeras.
Miembros de la Generalitat han mantenido contactos con fabricantes como Siemens, Alstom o Prysmian (véase La Vanguardia del 20 de marzo) para calibrar las bondades de esta tecnología. Pese a que Catalunya lleva cierto retraso en la implantación de parques eólicos, no se descarta que sea una de las primeras comunidades en implantar estas tecnologías. La cuestión es importante porque implica la creación de una industria auxiliar vinculada capaz de generar empleo, como ocurre en el Reino Unido o Dinamarca.
La cogeneración de gas natural es otra de las novedades del plan, ya que casi doblará la potencia prevista, al pasar de 5.387 MW a 9.271 MW en diez años. Pese a que por primera vez se ha esbozado en España un mix energético hasta el 2020, esto no significa que tenga que ser inamovible. Se irán moldeando y reduciendo las subvenciones en función de cómo se desarrollen los distintos mercados. Por ejemplo, si el precio de la materia prima baja, como ha sucedido con el silicio –necesario para la fabricación de las placas fotovoltaicas– se reducirán los costes y, por lo tanto, las ayudas. Como dicen algunos expertos: no es lo mismo fabricar diez coches exclusivos que cien en serie. Lo mismo sucede con las renovables.
El problema no es fácil de resolver. El Gobierno quiere seguir adelante con sus objetivos de conseguir que el 20% de la producción energética española proceda de renovables en el año 2020. Pero al mismo tiempo debe conducir esa transición sin que los grupos de energía tradicionales se vean perjudicados.
Por ello se está negociando un nuevo marco jurídico con el sector fotovoltaico a petición de la propia industria y a lo largo del 2010 se revisarán las primas al negocio eólico y termosolar. Además, se elaborará el nuevo Plan de Renovables 2011-2020, en el que se recogerán los objetivos en cuanto a potencia instalada.
Ante la falta de sintonía entre el PP y el PSOE para llegar a un gran pacto energético y tras intercambiar papeles ambos partidos durante los cuatro últimos meses del 2009, el Gobierno optó por presentar un mix energético en su propuesta para la recuperación económica del pasado 1 de marzo. El Gobierno incluyó además aspectos como la revisión de los costes regulados o de la legislación nuclear.
La propuesta de mix energético del Gobierno no parece gustar a nadie. Sin embargo, el problema de fondo es la confrontación entre tecnologías muy diferentes en un marco de caída de la demanda. Así, el importante incremento en energía eólica y solar que se pretende instalar en el 2020 se compensa en el plan reduciendo la generación de ciclos combinados de gas natural. Contar dentro de diez años con una potencia instalada de renovables de 74.547 megavatios (frente a los 39.721 megavatios del 2009) perjudica ahora mismo a Endesa, Gas Natural-Unión Fenosa, Iberdrola o EDP, que cuentan con centrales de carbón, nucleares, hidráulicas y ciclos combinados. Pese a todo, estos grupos controlan filiales de renovables. Resultado: en unos foros defienden una postura y en otros, la contraria. En el extremo opuesto están los intereses de la industria verde, que considera que la incertidumbre del marco retributivo y jurídico hace peligrar más de 18.000 puestos de trabajo sólo en 2010.
Según algunas fuentes, Industria aprovechará el paquete de medidas económicas que se aprobarán el 9 de abril para dar luz verde a alguna de sus propuestas.
En Unesa, la patronal de las eléctricas, denuncian que el mix energético «generará fuertes sobrecostes, que el Ejecutivo no ha cuantificado». También critica que el Gobierno estima que la demanda eléctrica crecerá en torno al 20% en diez años, cuando ahora registra caídas no vistas desde hace tiempo. Y entre sus propuestas, el lobby eléctrico defiende que los presupuestos generales del Estado incluyan una partida para financiar la penetración de las renovables.
En esta línea, informes elaborados en el entorno de esta patronal señalan que la actual política de primas del denominado régimen especial (eólica, solar, termosolar, biomasa…) supondrán en los diez próximos 10 años pagos de 150.000 millones, que en última instancia pagarán los consumidores de su bolsillo.
Una de las claves es que, ahora mismo, a la hora de aportar energía al sistema, la procedente de las renovables tiene prioridad, con lo que si son años de lluvia, aire y sol el resto de tecnologías, excepto las nucleares cuyas centrales no se pueden detener, permanecen a la espera, pero siempre listas para entrar a funcionar en cualquier momento. Por este y otros motivos, se quejan las eléctricas tradicionales y exigen que esa disponibilidad se pague de alguna forma.
De acuerdo con el informe 19/2009 de la Comisión Nacional de la Energía (CNE) de 23 de junio del 2009 y debido a las subvenciones aplicadas, la energía eólica tiene un precio equivalente al doble de la energía convencional y la solar tiene un precio diez veces superior. Estas subvenciones permanecen entre 20 y 25 años. No obstante, todo es relativo. Por ejemplo, los altos precios del petróleo en el 2008 contribuyeron a que las eólicas no recibieran apenas primas. Sea como fuere, existe una gran paradoja en la generación eléctrica. Desde el 2008 y lo que llevamos del 2010, los costes de generación han bajado un 55%. Por el contrario, la factura eléctrica ha subido un 6% en el 2009 y un 2,6% este enero. Y lo peor: siempre paga el consumidor.
FUENTE: LAVANGUARDIA.ES
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