El ascenso imparable de las energías renovables

Claro está que el impulso a las renovables tenía dos motivaciones claras, el cuidado del medioambiente y la independencia energética por ser fuentes autóctonas y por supuesto inagotables. Para ello, se establecieron, como es sabido, sistemas de primas y otros incentivos que compensaban las externalidades de tecnologías como el gas, el carbón o la nuclear.

HSBC ha publicado recientemente un informe llamado “El ascenso de las renovables” en el que ofrece interesantes datos de crecimiento de esta tecnología desde los ya lejanos años noventa. Si bien durante las últimas dos décadas el impulso a las renovables en nuestro país fue pionero en la Unión Europea, llegar a ser importantes ha sido su pecado y lo que las ha frenado, al contrario de lo ocurrido en el resto de Europa, en EEUU y por supuesto en los países más o menos emergentes. Dice el informe que si en 2009 se alcanzaban los 57 GW de potencia instalada, en 2014 eran 110 GW, siendo el punto álgido del crecimiento el año 2011. Claro está que el impulso a las renovables tenía dos motivaciones claras, el cuidado del medioambiente y la independencia energética por ser fuentes autóctonas y por supuesto inagotables. Para ello, se establecieron, como es sabido, sistemas de primas y otros incentivos que compensaban las externalidades de tecnologías como el gas, el carbón o la nuclear.
Sin embargo, la economía de escala, la reducción de costes y la mejora tecnológica han conseguido que, asumiendo las razones iniciales, surja un poderoso caballero que no es otro que Don Dinero. Efectivamente en muchos países, instalar renovables es más barato que instalar tecnología de generación con combustibles fósiles, y no digamos nuclear, cuyos costes reales de instalación son poco predecibles. Otro dato relevante es que cada vez más fondos soberanos, como el noruego de pensiones, invierten en renovables atraídos por los flujos de caja estables y predecibles.
También invierten en energías limpias por convencimiento de que es importante luchar contra el Cambio Climático multinacionales como IKEA, Google o Apple. Ellos lo tienen claro.
¿Y qué ocurre en España?