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En el sector fotovoltaico español atravesamos un periodo durísimo, con graves problemas en prácticamente todas las actividades económicas del mercado.
Los productores de electricidad no cejamos en el empeño de conseguir que se suavice el brutal y retroactivo recorte retributivo del 30% aprobado a finales del pasado ejercicio. Ha habido varios intentos y todos han chocado con la oposición frontal del Gobierno, que ni siquiera ha habilitado las líneas del ICO para ayudar a las empresas en apuros que aprobó la Ley de Economía Sostenible. A la vuelta del verano se suspenderá el pago de las primas, la situación ganará en dramatismo y el volumen de demandas que ya están recibiendo los tribunales nacionales e internacionales crecerá exponencialmente.
Los promotores de plantas e instalaciones penamos con la desconfianza general de las entidades financieras. Si el acceso al crédito es difícil para cualquier sector, en el caso fotovoltaico se están exigiendo garantías por un valor muy superior al del capital solicitado -y bajo modalidades distintas al antes habitual project finance-, en virtud de la inseguridad jurídica que ha causado la aplicación del citado recorte retroactivo.
La falta de confianza es tal que muchos de los proyectos adjudicados -con primas otorgadas durante 25 años- no están consiguiendo los fondos necesarios para su ejecución. Para la empresa promotora conlleva la pérdida de la inversión ya realizada; para todo el sector, que el mercado realmente disponible sea muy inferior a los 450 MW de cupo que autoriza la regulación para este 2011.
Los fabricantes de paneles y otros equipos solares, por otra parte, intentamos que nuestros productos tengan cabida en el escaso mercado nacional y, sobre todo, en el extranjero. Pero la competencia es feroz y hay un importante stock en los almacenes. Además de España, otros países modificaron sus políticas de apoyo con el cambio de año y la incertidumbre que esos procesos generan ha ralentizado la demanda. Como resultado, hay líneas de producción paradas, con los subsiguientes ajustes laborales.
Finalmente, los instaladores, distribuidores, ingenierías y el resto de actores del sector vemos cómo nuestra actividad está limitada y nos desesperamos porque no podemos hacer nada para mejorar. El empleo fotovoltaico, termómetro de la situación, sigue bajando: si en 2008 se superaban los 40.000 puestos directos, ahora rondan los 12.000.
Mientras tanto, la campaña de desprestigio contra la fotovoltaica prosigue. Por ejemplo, quisiera yo saber por qué razón la Comisión Nacional de Energía nos ha informado por entregas de los resultados de su investigación sobre las instalaciones sospechosas de cobrar indebidamente las primas. Al final, solamente un 3,5% del parque solar instalado ha tenido que probar su inocencia y ha quedado exculpado en su inmensa mayoría, pero el daño de imagen, amplificado por el innecesario goteo de titulares de prensa negativos, lo ha sufrido -y lo seguirá sufriendo- todo el sector.
Sin embargo, aún hay motivos para el optimismo. Por ejemplo, se ha llenado el cupo establecido para las plantas de suelo tras la rebaja extraordinaria de primas del 45% que se aprobó en noviembre. Varios factores ayudan a explicarlo -por ejemplo, la necesidad de dar salida al citado stock está acelerando el descenso de precios-, pero, fundamentalmente, se quiere evitar que se conviertan en costes hundidos los desembolsos ya realizados en las fases previas de la promoción. Habrá que ver cuántos de esos proyectos consiguen financiación y esquivan con ello la ejecución de los fortísimos avales, pero el hecho de que se haya llenado el cupo es una agradable sorpresa.
Y otra buena noticia para el sector es que ya se está trabajando en una norma sobre autoconsumo, es decir, que podamos producir y aprovechar nuestra propia electricidad, generada con paneles solares ubicados en nuestro tejado. Con los costes fotovoltaicos reduciéndose a toda velocidad -en España las tarifas han bajado un 70% en los últimos cuatro años- se trata de una opción que ya puede ser rentable para algunos consumidores, y que lo será para todos a mediados de la presente década.
Javier Anta. Presidente de la Asociación de la Industria Fotovoltaica (ASIF)
FUENTE: CINCODIAS.COM
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